Merece la pena volver, aunque ni si quiera lo hayas notado.
No te ha dado tiempo a echarlo de menos. Siempre hubo márgenes de tiempo
superiores a este.
Aquí, escribiendo sobre promesas incumplidas. Aquellas que
nos hacemos a nosotros mismos, porque nos exigimos demasiado. Pues bien, si de
manera radical decidimos romper las reglas y volvernos a formar, quizás sea una
alternativa para seguir.
No hay nada nuevo en estas palabras, radican así todos mis
lamentos. Con estos finales catastróficos, agotados y sin aliento. Aun así,
repito, merece la pena retomarnos. Contactar, mantener.
Porque relajados, sin principios, sin rumbo fijo, ahí
estábamos reconociendo nuestras pieles. Y sin pensar en el azar, maravillosa
coincidencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario