Aquel día me subió la adrenalina, me mejoró un día entero e
incluso un conjunto de ellos que le siguieron. Me merecieron mil futuros
contigo, mil excusas y mi promesa de cambiar. Aunque nunca lo logremos del
todo. La esencia es intocable.
Hoy, no me mejora un día, porque ya tenía claro que iba a
ser bueno. Quizás sea, porque sale el sol después de tanta tormenta. O quizás
sea, que se trata de un lunes. En directo. A escasos minutos de acabarse. Los lunes
puede que sean los tan asimilados viernes. Por llevar la contraria. Por ser
pura contradicción, como pie de foto. Porque no nos conformemos por nada.
Y brindo, por el nuevo día, por la nueva luz. Por el
caminar, por seguir y empezar. Por venir y querer quererse. Por ser la primera
vez de todo: este mundo virgen de tu aliento, de tu granito de arena, de ti.
Brindo con copas, sin copas. Por la vida, por el amor, por
los amigos. Por los versos, y hasta por los cobardes incapaces de
pronunciarlos.
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