Donde empezó tu libertad, acabó la mia. A veces, simplemente
se trata de eso. De quedarse quieto, echar raíces, soñar con los ojos abiertos,
conformarse y llegará. Porque todo llega de eso estoy seguro. Si hemos superado
lo peor, estaremos preparados para lo mejor.
Repetimos patrones, historias, ensoñaciones. Como la primera
vez. A mi me enseñaron a amar así. Un julio del 84, brotó la primavera y la
primera mariposa que tuvimos.
Y te vi, pasados los años, exactamente igual. No había
playas, ni arena en la que marcar nuestras pisadas, pero si la mujer de tu
vida. Tan especial como siempre. Y nos cruzamos con tanto amor, que cambiamos
el destino.
Ven conmigo, dame la mano y no la sueltes. Recorreremos mil
calles y mil playas y nunca nos va a abandonar. Vuela con nosotros.