miércoles, 4 de mayo de 2011

Historia acabada al final de los tiempos.

Deja de buscar. Aunque esta vez si que serviría, no seria lo más adecuado por tu parte. Nuevas ideas te pueden surgir a la mente, en el mismo momento en el que escribes esto y en el mismo instante en el que te acuerdas de que millones de mariposas primaverales vuelan sin rumbo fijo, en busca de transmitir el mínimo y ligero sentimiento de una vida, que tal vez, sea la suya, la de una simple mariposa.
Bueno, pero no sigues los imperativos. Entonces, continúas y te paras a contemplar cómo fue en otro tiempo.
¿Qué haces? ¿Estás llorando?
No tiene nada de peculiar, pero te sorprende una vez más. Tu carne es débil, no tardarán en venir. Será rápido y a continuación una digestión lenta de eternas horas. Su garganta no será capaz de tragarte y entonces habrá perdido en el nuevo año, una nueva batalla, que tú habrás ganado.
Pero en otro fragmento distinto, te detienes y piensas en la huída de tu musa, solo quedas tú y tu viejo violín. Y ella, en la eternidad de los días, continúa esperando a que vuelvas.