Gris

Volvemos a la tiniebla gris de los versos. A forzar los besos de unos labios que ya no se desean. Sin medida, sin tiempo. Volver a empezar la rutina de esperarte a la madrugada. Vuelve a pedirme una canción, una palabra, un abrazo. Expresar sentimientos, el sabor de tus besos en los versos. Aunque no me leas. Aunque tú no lo sepas. Aunque tú no lo recuerdes. Me lo propuso y olvidarlo no estaba en mis planes. Extensos proyectos en los que recuperar el tiempo perdido de encontrarnos en vidas lejanas, ya vividas. Revolución pasada, sin color. Apunto de agotarse, la energía de los cuerpos alados. Ritmo lento. Se está acabando.

Refugio

Ríe, se come el mundo al despertar. Llena de citas sus bolsillos. Le recuerda a su lado, sin ni si quiera poder besarla. Que tampoco pedía tanto, solo relamer nuestros labios.
Al llegar, olvida su mirada y solo busca refugio de amor. Un amor de madrugada que se coló en sus bragas en el momento más inoportuno. Te reencuentras con la inocencia, la incertidumbre, la belleza y la esperanza en miniatura. Como rechazar tal obra de arte. Sonríe por mí. No lo cambies. Soñar que despiertas a mi lado, y que soy yo tu peor tormento. Salir corriendo. Aproximarse a la bahía. Revive el sonido del agua recorriendo tus lunares. Hasta ella te puede saborear. Renacer de mis cenizas. Luces de colores.

Estrella

En el fondo todos tenemos a alguien en quien refugiarnos. Que nos motiva, que nos invita a seguir con una sonrisa más grande que ninguna. Que nos llena de vida y nos quita los miedos. No hay por qué avergonzarse. Incluso aquellos lobos solitarios muy ligados a la noche, al insomnio, a la oscuridad. Ellos también tienen su ángel de la guarda. Su estrella brillante. Algo así ocurrió cuando le conocí. Dejo de ser lobo para recuperarse en mí.