Un día, no sabes si contenta o triste, al son de la rutina. Como una máquina programada las 24 horas. Sabes que corresponde a cada momento e incluso a nivel sentimental. Todo sigue un patrón, unas normas. La exigencia y el castigo por desobedecer son máximos, así que continúas.
Inevitablemente,
no has dejado de pensar en esa persona. A pesar del esfuerzo. A veces, dejarse
llevar por los impulsos es una bocanada de aire fresco.
Y piensas,
de manera recurrente que él no te va a pensar, a buscar, a llamar, a aparecer sin
avisar. ¿Lo agradeces?
Es el paso previo, ya lo conoces de antes. Es totalmente normal, incluso no querer volver a creer. Qué triste. O no. Muchachita de ojos verdosos, tienes mucho que aportar y el mundo no se escribe con las letras de su nombre.
Que es inevitable sentirlo, escribirlo. Tratar de entender una vez más y caer en la tentación.