domingo, 3 de agosto de 2014

Un julio del 84..

Hay juegos que es mejor no empezar. Caminos sin salida. Rincones ocultos. Miradas llenas de mentiras. Trampas que nos pone la vida, lecciones que aprendemos a base de golpes, de caernos y levantarnos.

Déme una razón, una sola, por la cual debo seguir con este juego. Con este maldito juego, que un día yo misma comencé. Está apunto de llegar a su fin.

Tras ese episodio, me convencí que lo intentaría una vez más. Agarré mi momento, lo disfrute. Me deje llevar. Impulsos, ira, culpa. Y más de tres momentos inolvidables.

Sensible, atrevida, inocente, ilusa, celosa, agradecida, aventurera, apasionada, mimosa, orgullosa, humilde, cariñosa. Todos esos adjetivos. Pero una única razón, que comprendí al bajar de aquel tren: amor.