Me animo, lo cuento, lo escribo. Lo transmito. Qué bonito “verao” dos mil veintidós. Y aún no se ha acabado. Septiembre es el mes de paso. Y de vuelta, por supuesto. Como mayo. Incertidumbre, nervios, ganas. El previo a las cosas bonitas. Exactamente eso.
Y es que,
digo, los momentos especiales suceden siempre. Hay que saber “la forma de mirar”.
Y dejarse llevar, dejarse envolver. Recibirlos con caricias y sonrisas
infinitas. Cuanto más grande sea tu sonrisa, mayores probabilidades de repetir.
Es el truco.
Entre tanto,
se asoma la inspiración y revolotea de felicidad. Qué importante redactarlo
así. Qué nuevo, que ganas, qué inolvidable. Como el verano y sus rallos de sol.