jueves, 30 de enero de 2014

Egoismo

Transcurren horas, días, semanas, meses, años. Aventuras, diversión, llantos.
Casada con hijos. Trabajo, salud. Y como cada mañana, despertarse al amanecer. Contenta, abstraída, sola con su intimidad. Ella y el amanecer. “El que me pierde, me busca. Y si me busca, me encuentra”. Y se pregunta: ¿por qué no un paseo?
Por la orilla, descalza, relajada, concentrada en sus pensamientos… Y de repente, él, la casualidad más bonita de todas las casualidades. Cruzan miradas de complicidad, miradas que lo dicen todo, miradas fugaces, furtivas.
Él, sobre dos ruedas, y detrás ella, que le cuida, le protege, le mima. Se miran, se sonríen.
Le gustarían tantas cosas. Faltan tantos momentos. Sigue su camino, mojándose los pies, distraída, dejando las huellas en la arena de la playa.

Hacia delante, horizonte. Echa un vistazo atrás, amor, locura, pasión y… tan sólo cinco pasos.