Recordatorio de un día especial repetido. Se contradice,
pero no importa. Vivimos y recordamos por igual y más ahora que el futuro se
presenta vacío. En palabras escritas, sin corrección, sin teclados manchados
por la ansiada rutina, de la sobredosis de agua dulce. Un vistazo para calmar
el deseo. Silencio, ahora significa rencor. Seguimos dando pasos firmes, con
respeto, con confianza, con prudencia. Son conceptos claves hoy. Quizás se haya
esfumado o retome igual o incluso podría ser que llegara a la herida. El caso
es que, sin mucho sentido, me apetecía ponerlo por escrito. Tomar consciencia
para avanzar por este maravilloso invento que es la vida. Qué decir ante tanta
indecisión. Ya se donde lo voy a encontrar sin rebuscar en palabras vacías.
Pero no me arrepiento. A veces hay que dejarse llevar e improvisar. Y confirmo,
no está nada mal. Sin caer en excesivos tópicos, he aprendido lo suficiente
como para sobrevivir sin técnica ni aliento. Es hora de marchar, quedando un
largo recorrido para el que debemos coger fuerzas. Cuidado con el lenguaje
impreciso y con los parecidos razonables.
Estaba convencida de que alguien se me había adelantado. Lo
nuestro no era tan distinto, ya había ocurrido en otras ocasiones. Se donde
acaban todos los detalles: en cualquier lugar a excepción de donde realmente
deben estar.
Gracias por permitirme esta breve introducción al desastre
más absoluto, a la inocente paciencia, al deseo más puro, a las dudas
infinitas, al cariño inmortal y a las almas desnudas en este desértico mundo.
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