domingo, 29 de septiembre de 2019

Media vuelta.


Quisiste encontrarte en la poesía sin ni si quiera buscarte. Revolviste el cajón de los deseos, creías que podías tenerlo. Soñaste con el mañana a sus pies, en su espalda y mojado en sus labios. Lo cierto es que no resolvías tus instintos. A última hora, con prisas, conseguías devolver algo de calma a tus sentidos. Pero claro, era calma inmediata, se esfumaba como se esfuma el sabor de un beso. Y cada vez se volvía más grande. Una mañana, esa madrugada, te levantaste excitado sin recordarla. Media vuelta. No era su cuerpo desnudo. Lo sé por su lunar. Siempre dijimos que no era demasiado tarde, pero aquellas copas de vino hicieron el resto. No admitimos el dolor, como no admitíamos el amor que sentimos al vernos. Y sin embargo, duraría hasta el último día de nuestras vidas.

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