No me rindo. Escribo lo que
siento. Como si se fuera esfumar de la noche a la mañana. Como si desapareciera
quien me inspira. No me rindo. No quiero rendirme. Es una guerra de dos. No hay
armamento, solo nuestros corazones latiendo al mismo ritmo. No me rindo, a
pesar de la distancia. No me rindo porque ya hemos vencido en otras ocasiones.
Sin embargo, te rindes, te desplomas. Y entre el desasosiego y la esperanza,
sobrevives días sin mucho sentido, con las mismas caras, los mismos quehaceres
y los mismos sentimientos. Y no quieres hablar de sentimientos porque en ese
terreno te gustaría gritar alto y claro que no te rindes, que luchas hasta el
final, que tienes el don de hacerla feliz. Y ella quiere que le hagas feliz. Si,
tú, el que se ha rendido.
No me rindo porque no quiero
rendirme, porque no entiendo cómo podría hacerlo teniendo mi motor, mi energía,
mi día a día, tú.
No hay comentarios:
Publicar un comentario