lunes, 14 de enero de 2019

Reencuentro discreto



Que mejor manera que empezarte. Reencuentro discreto. Porque no sabemos vivir sin ti, sin tus formas de aparecer como si nada, inesperado, fugaz, sin previo aviso. Así lo haces, así nos envuelves en cada ocasión. De edición limitada, con fecha de caducidad. Como el resto, pero imprescindible.
Hoy se que mereces mis respetos. Claramente, tus actos, tus medios, tus metas son improvisadas y por supuesto, nos haces participes cada vez que actúas. Desde que naces, con tu desarrollo y tu final, como un libro, como la mejor historia. Porque lo es, aunque nosotros neguemos serlo.
Es indiscutible que debemos reconciliarnos, conocernos, hacer de nosotros un verbo de la primera conjugación. Imagino que también lo entiendes, igual que los detalles, los acontecimientos, los lugares. En definitiva, todo lo que ordenas y colocas para sorprendernos a diario en el pensamiento, en los largos latidos, en cada poro de la piel, en las ficticias mariposas.
Y de esta especial manera, quiero ponerte nombre, tu nombre. Porque también lo tienes. Y llenas nuestras vidas de color, de esperanza, de deseo, de locura. Y nos conviertes en las mejores versiones de nosotros mismos. Nadie como tú para llevarnos la felicidad actualizada. La interpretación de una vida impregnada por ti, por el aroma que desprendes, por los sentidos que descolocas a tu antojo.
Agradezco que nos pongas el mundo en los pies, que arregles nuestras miradas con forma, tu forma, nuestros cuerpos. Nuestras almas, nuestro tesoro.

1 comentario: