Puse mi dedo en su espalda y le dibujé mi fantasía soñada. Ni
un detalle tan simple te calmó. Ni los besos, ni las caricias, ni los abrazos. No
encontrar consuelo. Recorrer el mismo camino a diario y revolver, desordenar los
pensamientos millones de veces. Querer intentar, proceder y caer. Cicatrices. Sobrevivir.
Sobrevolar sobre nosotros y quedarse ahí tirado, en el tejado de la última
habitación que nos contempló reír a carcajadas. Pájaros en mi cabeza. Roto.
Grito. Sueño. Vivo.
Emprender proyectos de vida. Sensatez. Cautela. Constancia.
Los adjetivos que marcan cada página del libro que
analizamos y memorizamos. Si, impersonal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario