Vivo en el desorden, en la locura, en la improvisación, en
el caos interior. Es por eso que no encuentro el minuto de arreglarlo, de
calcularlo de nuevo, distinguir hasta el mínimo detalle, que no pase nada por
alto, que nada llame la atención de la normalidad. Y es ahí, precisamente ahí,
donde está toda la calma que logro encontrar.
Alguien me ha dicho que no encuentras la sed, gusto en el
caos, necesidad de ti mismo, reencuentro con la palabra.
Aprende que cuando todo está perdido, hay una luz que induce
a la reflexión y volvemos siempre a empezar.
Te regalo un trocito cada día para que nunca dejes de
sentir, de expresar, de colorear la vida con la primera cosa que atraviese tu mente.
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