Me quedaron muchas cosas por
contarte, por escribirte. Sentirte fue el mejor de los deseos de toda una vida
que llevó tu nombre hasta los últimos latidos.
Me quedó decirte que te quise,
que te quiero y que te espero. Más allá del universo, estuvimos en ese lugar
que tú y yo conocimos y que fue íntimo y especial.
No olvides, no perdones, pero
vive, siendo libre, soñando, besando, sonriendo, amando. Eres y serás mi más
bonita casualidad.
Los puntos que llevan tu nombre,
los latidos infinitos, la imposibilidad de tenerte, la intensidad, la
inspiración, la letra, el cariño, la poesía, las palabras, las caricias. Cada
instante, cada sueño. Mi destino, mi final: tú.
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