Palabras bien escritas,
coordinadas, con un mismo fin: conquistarte. Parole. Insistías en tu manía
extraña de hacerla sonreír. Al fin y al cabo, ella siempre fue muy dada a la
risa, y tú conseguías que lo hiciera una vez más. Y entonces, te quedabas
mirándola, desconectabas de la realidad común, subías al cielo, te sentabas en
una nube y colgabas de sus labios. Ella seguía atenta a todos tus pasos,
algunos los repetías una y otra vez. Sin descanso. Te daba energía casi sin
darte cuenta y te habías quedado prendado a su instinto de supervivencia.
Sobrevivir fue lo único que hicieron al volver a la rutina. Y es que ella
siempre quiso que te quedaras y tú siempre quisiste quedarte, pero por razones
que desconozco, nunca se hizo lo que ambos queríais.
Reír, siempre reír.
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