He dejado de contarte historias,
de escribirte entre la nada. Bien sabes que hubo cosas mejores que caminar en
silencio. Que sentirnos invencibles nunca fue un destino. Luchadores infinitos.
No olvides que nunca va a romperse, que estará ahí, intacto, listo para el
disfrute. Pedacitos regalados, pegados al azar, colocados con sentido por pura
casualidad. Coinciden en la distancia, ultra valorada. Desde el principio, con
los ojos cerrados, a ti. Y también elegí los cojines de la cama. Blanco y azul.
A rallas. Con círculos, dando un rodeo para terminar en tus labios. Nos
salvaron los pequeños detalles. No acostumbran a fallar, insignificantes e
infinitos. Maldita sea, hueles a lavanda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario