De manera
coordinada una serie de pensamientos acudían a la mente de la joven haciéndola
enloquecer. Guardar las formas supone responsabilizarte de tu vida. Pero no
siempre debes cumplir con lo establecido. Y empiezas de nuevo, rutina,
descanso, rutina, como si de una estrategia se tratará. La vida no deja de ser
un juego. Incides en las prioridades y olvidas el devenir. Es tan visual que no
lo puedes esconder. Quizás, ocultar no sea la mejor opción.
Aquella
chiquilla ha perdido el juicio, se ha enamorado. Dime qué ocurre, qué
sentimiento le acompaña, qué hacer, qué pensar, qué decir, qué decisión tomar.
Las claves de este candado siempre fueron las decisiones, que ahora son
números, citas.
Por eso, debes
sumergirte en lo que de verdad te apasiona, apostar por el futuro contigo.
Déjate llevar, reduciendo el ritmo. Colocabas piedras minuciosamente para
impedirme la entrada y nunca fueron efectivas, luchaba por ti y para ti.
Pies
descalzos, arena dulce. Playa desierta, agua cristalina. Soledad, descanso,
retirada. Cobardía. Acompáñale, inspirándole hasta el amanecer. Disfrútalo. Es
un momento único, que día a día, nos regalábamos. Fugaz. Hay que volver.
Realidad. Despiértame, pellízcame, creo que sigo soñando. Sueña, despierto.
¿Para qué
enlazar lo que no podemos expresar con palabras? Vívelo, siéntelo, recuérdalo,
memorízalo. Imperativo, crudo, sin aceite.
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