Te has roto como cuando un vaso
de cristal se rompe. Millones de partes que lo forman se esparcen por la
superficie. Y no son capaces de volverse a juntar y convertirse en unidad.
Revuelves el cuerpo, remueves el
pensamiento. Se aproximan las ganas. Se cumplen los sueños, se hace pedazos el
alma. Y tú sigues sin conseguir formarte de nuevo.
Luz del sol, caliéntale las
venas, enriquece sus sentidos. Sabores fabulosos, enredos peligrosos. Lecturas
a diario. Un dulce hilo musical para sus oídos. La brisa del mar golpea en tu
cara, volviéndote a la realidad, a la de los sueños, a la de dejarse llevar. A
la realidad de nuestros días, de nuestro mundo. Formándose a contracorriente,
burlando al destino, enfadándose después.
Soñando, despierta, a tu lado.
Así quisiste vivir cuando ya no podías hacerlo.
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